La música posee la cualidad de movilizar recuerdos,
imágenes, sueños y ante todo, emociones. La alta capacidad
asociativa del ser humano permite vivir y re-vivir en la música fenómenos de su
realidad individual y colectiva. Una canción con un fin colectivo como un
himno, invariablemente se cimenta también es un espacio personal y subjetivo.
La
fuerza conmovedora de la música, no pasa desapercibida para la comunidad
científica encargada de la salud. Sin embargo, cabe recalcar que la música no
cura por sí misma, es decir, ninguna canción es capaz de curar una enfermedad.
La musicoterapia sólo utiliza la música, sus características y parámetros en un
marco terapéutico estructurado, en donde se lateraliza con otras formas de
terapia física y psicológica.
Al mismo tiempo, debe ser implementada por un
profesional, un músico-terapeuta calificado, quien tiene conocimientos en
medicina, psicología y música. De este modo, el material musical empleado, no
es un repertorio estándar preestablecido, sino una adecuación derivada de la
propia historia de vida del paciente.
¿Cómo
funciona?
Se trabaja generalmente, en grupos interdisciplinarios
en escuelas, hospitales y centros comunitarios. Tras ser realizada una
evaluación clínica, el procedimiento músico-terapéutico se adapta las
necesidades patológicas del paciente y a su afinidad musical, con el fin de que
exista un mejor acercamiento al proceso. En un momento dado, se puede requerir
el apoyo de familiares o acompañantes para vincular mejor el tratamiento con la
vida cotidiana.
En un principio, por lo general se realizan sesiones
individuales de adaptación, para posteriormente pasar a un grupo homogéneo o
heterogéneo.
Metodológicamente, el abordaje puede ser activo o
pasivo. En el método activo, el paciente toca instrumentos, percute, fabrica
instrumentos, compone, improvisa, canta, baila o arregla música. Mientras que
la pasiva, implica una escucha que puede ser apoyada con visualizaciones.
¿Cuándo se
puede utilizar?
La musicoterapia en nuestro contexto latinoamericano,
se ha utilizado desde hace varias décadas en:
Educación
especial: trabajo orientado a
funciones motoras, en el desarrollo muscular y precisión de movimiento grueso
(como correr) o fino (como escribir), en la coordinación y fortalecimiento de
posturas.
En la educación especial también se emplea como
auxiliar en problemas de aprendizaje y socialización del niño, creando canales
lúdicos de información e disminuyendo conflictos de conducta, respectivamente.
Psiquiatría:
Como auxiliar en tratamientos de
pacientes psicóticos, depresivos, ansiosos y adictos. El canto ayuda en la
pérdida de la calidad vocalizadora y dicción cuando se utilizan ciertos
psicofármacos. El trabajo en ritmo permite ejercitar la conciencia de paso del
tiempo.
Geriatría: Apoya el tratamiento de enfermedades degenerativas
neurológicas como Alzheimern, el tratamiento de problemas en las articulaciones
y como relajante general, elevando la calidad de vida psicológica del anciano.
Obstetricia
y neonatología: Durante el proceso de
embarazo y como herramienta de estimulación temprana.
Tanatología:
En pacientes terminales permite disminuir
su nivel de ansiedad y percepción de dolor, actúa también como promotor de
canales comunicativos diferentes. Puede ser utilizada en pacientes comatosos o
con nivel de conciencia disminuido, ya que la música es una excelente
herramienta de implicación emocional, cognitiva y social.
Para
asesoría psicológica marca a 01 800 111 8111
Psic. José Luis
Ramírez Esparza