Esta
enfermedad, fue descrita en 1923 por Jean Maríe Capgras y Reboul-Lachaux, como un
cuadro delirante, caracterizado por la constante creencia de que una persona
cercana al paciente, ha sido sustituida por un impostor. Esta creencia puede
extenderse a pequeños grupos de personas, animales, objetos, lugares
significativos e incluso a sí mismo. El
trastorno puede ser transitorio o permanente, y suele ser un síntoma de una
enfermedad adyacente. Es sumamente raro que un síndrome de Capgras aparezca de
manera espontánea y pura, se ha registrado su presencia en:
I.
Cuadros psicopatológicos:
·
Esquizofrenia
paranoide.
·
Depresiones
psicóticas.
·
Trastornos
delirantes (sobre todo de naturaleza paranoide)
·
Trastorno esquizo-afectivos.
·
Trastorno bipolar
II.
Demencias
·
Alzheimer.
·
Cuerpos de Lewy.
·
Parkinson.
III.
Secuelas orgánicas
·
Traumatismo
craneoencefálico.
·
Hipoxia.
·
Accidente
cerebro-vascular.
Una singularidad del síndrome, es su alta selectividad afectiva, se
presenta hacia las personas más queridas y confiables. La falla en el
reconocimiento facial ocurre por una distorsión en la especulación del otro o
de sí mismo, no propiamente en la capacidad de reconocer un rostro. Esto quiere
decir que se pueden emular los rasgos físicos de la persona suplantada, pero no
la parte psicológica. Es como si el paciente viviera en dos mundos: uno donde
el recuerdo original se preserva y otro donde la persona impostora amenaza la
integridad del paciente.
Al dar cuenta de la causa del síndrome de Capgras, disponemos de varios
modelos teóricos explicativos, como:
Modelos neuropsiquiátricos de
desconexión:es una propuesta que
señala la desconexión de diversas estructuras cerebrales implicadas tales como
el lóbulo frontal, regiones temporales y límbicas. También la desconexión
parcial del hipocampo que produciría una disociación en el reajuste de la
información actual con la del pasado, con un efecto de reduplicación cognitiva
(te recuerdo, pero no te conozco).
Modelos de lateralización: se sustenta en el argumento de que los delirios se
producen primordialmente por lesiones en el hemisferio cerebral derecho,
afectando funciones de monitoreo cognitivo (¿Cómo estoy pensando?), memoria y
sensación de familiaridad. Dicha disonancia crea un estado de confusión, ya que
al mismo tiempo que entran percepciones habituales (como el rostro de un hijo),
estas no corresponden a la sensación de familiaridad inherente. El hemisferio
izquierdo asume entonces que sólo se puede tratar de otra persona, provocando
un estado paranoico de daño.
El tratamiento generalmente se basa en medicación anti-psicótica
y terapia cognitivo-conductual; sin embargo, dada la complejidad de las causas del
síndrome, no existe garantía de cura.
Para
asesoría psicológica marca al 01 800 111 8111
Psic. José Luis
Ramírez Esparza
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