Demóstenes ejercitándose en el uso de la palabra. Antoine Lecomte du Nouy |
No mentir no
significa decir la verdad. Nuestro idioma en toda su riqueza y diversidad,
también tiene la facultad de hacer que las cosas se cubran y se oculten de lo
que en su peso realmente significan.
Explica el
profesor de la Universidad de Navarra, Alejandro Navas que, «para evitar el horror
que despertaría una acción como matar, hay que enmascararla con retórica cosmética
(saber diseñar un discurso) para quitarle hierro», es por ello que en la guerra
la muerte de civiles inocentes es ocultada por el término “daños colaterales”.
La
corrupción en el lenguaje dificulta la expresión de información, ya que oculta
la verdad, no a través de la mentira o guardando silencio, sino endulzando, enfriando
y justificando aquello que podría ser horrible. De esta corrupción nacen
vocablos como “guerra preventiva”, “limpieza étnica”, “trabajadora sexual”,
“amante de lo ajeno”, “paso a mejor
vida”, “interrupción voluntaria del embarazo”, etc.
Es natural
que sea así, ya que detrás de los términos antes ejemplificados hay un
miedo a la realidad, a su dureza; en este caso la palabra nos alivia
enmascarando aquello que nos puede herir.
Probablemente
son los políticos los mejores artesanos de la corrupción del lenguaje, con
acrobacias lingüísticas pueden convertir hechos malos en políticamente
correctos, no es de extrañarnos que la invasión contra Irak de hace 10 años
haya sido llamada “guerra preventiva”; preventiva porque evitaba el dolor de
una guerra, olvidando que se hizo con el dolor de otra guerra, eso sí, en casa
ajena, que es menos doloroso.
Los medios
de comunicación masivos también son responsables de esta corrupción del
lenguaje, es una responsabilidad compartida. Esto viene a colación porque también
nosotros tendemos a manipular el lenguaje en nuestra vida cotidiana, en el
trabajo, en la vida de pareja, etc.
Para
terminar, aunque no existe forma de
revertir al 100% esta corrupción en el lenguaje, para tener un lenguaje más
sano, lo que nos toca a nosotros es comenzar a pensar y a asumir la realidad
con todo el peso y el dolor que puede implicar. La desviación del lenguaje
puede ser benéfica para los niños a los cuales hay que endulzarles un poco la
realidad, pero entre adultos hay que ser claros, solo de esta forma podemos
hacernos responsables no solo de nuestro destino personal, sino también a un
nivel más amplio de los cambios sociales y políticos que nos competen. Tener un
juicio crítico frente a lo que se escucha y se ve en medios de comunicación.
No hay otra
forma de adquirir un pensamiento crítico que la lectura y la diversidad
cultural.
Tu opinión
es muy importante para nosotros, haz más grande este tema comentando tu parecer
sobre este artículo.
Psic. José
Luis Ramírez Esparza
psicologolm@megacall.com.mx
Asesoría
Psicológica las 24 horas en el 01 800 111 8111
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