“El hombre está condenado a ser libre. Condenado,
porque no se ha creado a sí mismo, y, sin embargo, por otro lado, libre, porque
una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace". Jean Paul
Sartre
¿Que o quien
nos ata?, ¿que conforma nuestro deseo de mostrarnos tal cual creemos ser? Al hablar de la independencia nos referimos
por naturaleza a hablar de la libertad; libertad que es posibilidad de
elección, una elección que puede convertirse en acción o solo en un
pensamiento; elegimos todo el tiempo. Cuanto más importante sea la elección, mayor
será la libertad que sentimos, es así
que elegimos nuestra profesión, con quien vivir en pareja o a que equipo de
futbol apoyar.
Pero la
realidad tiene esa forma de hacernos percibir nuestra propia libertad como si
fuera una ilusión, estamos atados a nuestros genes y su acción en nuestra
anatomía y nuestra capacidad intelectual; estamos sometidos también a la
cultura que nos impregna desde el nacimiento las normas, las prohibiciones e
ideales. Más aún, somos poseídos por nuestras propias ideas, que se adueñan de
nosotros cuando creemos disponer de ellas. En palabras del sociólogo francés
Edgar Morín “La libertad es entonces
percibida como ambigua o parcial, como un algo incompleto”
Aquí es
donde los términos de libertad e
independencia encuentran una diferencia; la libertad es elección
mientras que la independencia es auto-suficiencia. La auto-suficiencia humana original, la del
bebé, se aprecia más reducida que en otras especies; mientras que por ejemplo
una gacela es capaz de de caminar o una
tortuga capaz arrastrarse hacia el mar apenas unos minutos después de nacer, el
ser humano se ve vulnerable por muchos meses, su independencia se vislumbra
lejana, tardía. El aprender a caminar, a ser autosuficiente en el cuidado
personal, o aprender una profesión u oficio
nos otorga un cierto grado de autonomía, mas en los tiempos recientes
hemos visto como con todo esto muchos jóvenes adultos no desean o no pueden
tener una independencia más real. Parece que el ser humano es independiente por
naturaleza pero dependiente por elección. Para ayudarnos a pensar esto volveré a citar
a Edgar Morin:
“Es necesario concebir el carácter incierto y
complejo de la relación entre autonomía y dependencia. La autonomía necesita
dependencias, pero las dependencias comportan servidumbres y pueden determinar
sometimientos que aniquilan la autonomía”
“No podemos ignorar el peso trágico
de las dependencias, las determinaciones, los sometimientos, las sujeciones,
las posesiones”
Finalmente
nuestra naturaleza independiente es un romper esquemas, un acto de producción
creativa. Es muy probablemente independizarnos de nosotros mismos, de aquello
que hay en nosotros que nos ata.
Danos tu
opinión sobre este amplio tema dejando un comentario aquí mismo.
Psic. José
Luis Ramírez Esparza
psicologolm@megacall.com.mx
Asesoría
Psicológica las 24 horas en el 01 800 111 8111
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