Enamorarse llena de vitalidad y satisfacción a las
personas, como experiencia es intensa y desbordante; cuando pensamos en alguien
especial, es difícil desviar nuestras ilusiones.
Enamorarse implica factores tanto psicológicos como
fisiológicos que son construidos desde la infancia. Vamos elaborando poco a
poco un esquema o perfil inconsciente que a la postre determinará los motivos
para enamorarse de un tipo de personas, más que de otras.
Podemos dividir el proceso de enamoramiento en
distintas fases, algunos antropólogos proponen la siguiente secuencia:
·
Atracción
·
Apreciación
·
Acostumbramiento
·
Expectativa
·
Desencanto/desilusión
·
Tensión del
umbral de frustración
·
Fin de la
relación
¿Por qué nos enamoramos?
Esta pregunta bien puede ser contestada de una forma sublime y
romántica, pero ateniéndonos al fin científico de esta lectura, la antropóloga
Helen Fisher menciona que amamos porque hace millones de años, nuestros antepasados
necesitaban este flujo cerebral, impulsos y sentimientos para dirigir su
cortejo, apareamiento, reproducción y paternidad. En otras palabras, nos
enamoramos para mantener viva la especie.
Desde el apartado fisiológico enamorase es un conjunto de reacciones emocionales
en donde hay descargas neuronales (electricidad) y hormonales (sustancias
químicas como dopamina y norepinefrina y serotonina), además de ácidos, gases y
olores. Juntando estos ingredientes nuestra mente vive la experiencia de hacer
lo racional irracional, lo prudente en torpe y la serenidad en nerviosismo;
características propias del ser humano enamorado.
A través del sistema nervioso, el hipotálamo envía mensajes a las
diferentes glándulas del cuerpo ordenando la producción de feniletilamina; al
inundarse el cerebro de esta sustancia, éste responde mediante la secreción de:
Dopamina: se encarga de la
capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que proporciona
placer.
Noradrenalina o norepinefrina: produce sensación de euforia.
Serotonina: responsable del aumento de conductas obsesivas.
Oxitocina y Vasopresina: Además de ser comunes en los procesos de parto y
lactancia, parecen ser además mensajeros
químicos del deseo sexual.
Estos compuestos combinados hacen que los enamorados puedan permanecer horas
haciendo el amor y noches enteras conversando, sin sensación de cansancio o
sueño.
Para concluir debemos pensar el enamoramiento como un proceso sumamente
complejo entre las reacciones de nuestro cuerpo, la remoción de nuestras emociones,
afectos, nuestras experiencias y algo desconocido que hace que el sentirse
enamorado sea una sorpresa, algo inexplicable.
Fuente principal:
Fisher, H. (1994). Anatomía del
amor; historia natural de la monogamia, el adulterio y el divorcio.
Editorial Anagrama, Barcelona.
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Psic. José Luis
Ramírez Esparza
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