La diversión no es sólo una necesidad, es un espacio
en el cual podemos distendernos, olvidar por un momento los problemas
cotidianos; la diversión es necesaria para una buena salud mental. A través del
juego se vive la libertad y en la mayoría de los casos si se analiza desde una
perspectiva pragmática, hasta parecería que es una actividad superflua.
Es
desde aquí que entra un elemento que cambia de forma drástica la naturaleza del
juego: el dinero. El juego de apuesta existe desde hace mucho tiempo, sin
embargo, ha sabido evolucionar y ha encontrado en la postmodernidad una forma
muy prospera de existir a través de casinos, páginas de internet y sociedades
de jugadores o apostadores. Existen juegos en donde el azar es primordial,
dados, cartas, quinielas, tragamonedas y otros que requieren cierta habilidad, como el ajedrez, deportes, videojuegos. La gente
generalmente siente preferencia de apostar en los juegos donde el azar es un
factor importante.
Observando
el fenómeno del juego se entiende solamente como una forma de recreación, sin
embargo muchas personas evolucionan sus hábitos lúdicos de forma progresiva
hacia una anormalidad y posteriormente hacia una patología, en donde se puede
ver destruida la vida social, familiar y obviamente económica. Tal situación se
denomina juego patológico o ludopatía.
El desarrollo del trastorno es similar al de cualquier
adicción, se tienen que analizar la intensidad del impulso, cuánto tiempo se
dedica al juego, cuánto dinero se invierte y que tanto afecta a otras
actividades como la familia, el trabajo o la escuela. Para ser más claro, la Asociación
Psiquiátrica Americana a través de su Manual Diagnóstico (DSM IV TR, 2000)
expone los siguientes criterios diagnósticos:
1. Preocupación por el juego (por ejemplo, preocupación
por revivir de nuevo las experiencias pasadas de juego, por planificar la
siguiente aventura, o por pensar en el modo de obtener dinero con el que
jugar).
2. Necesidad de jugar una cantidad cada vez mayor de
dinero para obtener la excitación deseada.
3. Hacer repetidos esfuerzos sin éxito para controlar,
interrumpir o detener el juego.
4. Inquietud o irritabilidad cuando intenta interrumpir
o detener el juego.
5. El juego se utiliza como estrategia para escapar de
los problemas o para aliviar la disforia (por ejemplo, sentimientos de
desesperanza, culpa, ansiedad, depresión).
6. Después de perder dinero jugando, a menudo se vuelve
otro día para intentar recuperar lo perdido (tratando de «cazar» las propias
pérdidas).
7. Se engaña a los miembros de la familia, terapeutas u
otras personas para ocultar el grado de implicación con el juego.
8. Se cometen actos ilegales, como falsificación,
fraude, robo o abuso de confianza para financiar el juego.
9. Se han arriesgado o perdido relaciones
interpersonales significativas, trabajo, u oportunidades educativas o
profesionales debido al juego.
10. Se confía en que los demás proporcionen dinero que
alivie la desesperada situación financiera causada por el juego.
Es importante además distinguir que existen diferentes
grados de profundidad y complejidad en éste trastorno, por lo cual es correcto
diferenciar cierta tipología de jugadores (Custer, 1984):
·
Jugador profesional: Ve el juego como un estilo de vida y una profesión; generalmente
elige juegos en donde la habilidad y experiencia juega un papel determinante,
por ejemplo: los juegos de baraja. Realizan sus apuestas mediante cálculos
meticulosos y no llevados por emociones viscerales.
·
Jugador social:
Sólo juegan por entretenimiento, placer y acompañamiento de otras personas. Las
apuestas son pequeñas a veces simbólicas. Pueden entrar y volver al juego
libremente. No tienen ganancias ni pérdidas significativas.
·
Jugador problemático: Suele sacrificar otras actividades importantes por
buscar situaciones de juego. Pone en apuesta cantidades de dinero que pueden
estar fuera de sus posibilidades por lo que el riesgo de entrar en un círculo
vicioso aumenta.
·
Jugador patológico: Se pierde el control de la situación de juego y la capacidad de dejarlo
a voluntad. Cuando pierden, les invaden pensamientos obsesivos de recuperar lo
perdido a toda costa. Sus procesos de pensamiento son irracionalmente
optimistas y supersticiosos.
El proceso en el que se
desarrolla la enfermedad puede ser variado de entre uno a 20 años iniciando en
la adolescencia o adultez joven con las siguientes etapas (Echaburúa, 1992):
·
Etapa de ganancia: Ocurre durante el juego social, se comienza ganando poco, pero se le da
mucha importancia. Se minimizan las pérdidas y se gana en autoestima y
optimismo.
·
Etapa de pérdida: El jugador pasa a actuar en solitario o buscando otras personas con su
mismo patrón de juego. Como aumenta la cantidad de dinero en juego y la frecuencia
de riesgo, la persona se va endeudando por lo que arriesga aún más con el fin
de reponer sus pérdidas; se inicia un círculo vicioso. En este punto la calidad
de vida familiar y social se encuentra diezmada.
·
Etapa de desesperación: El nivel de endeudamiento llega a tal punto que la
persona es capaz de cometer actos ilícitos para conseguir más dinero. Tienden a
agravarse problemas familiares y de otro tipo de adicciones; como el alcohol.
El sujeto siente que se queda sin opciones y generalmente las únicas salidas
viables son: el suicidio, el encarcelamiento, la huida o la búsqueda de ayuda
profesional.
Tratamiento
y consejos
Existen diferentes tratamientos efectivos para el
tratamiento del juego patológico, los cuales involucran psicoterapias focales
como las cognitivo-conductuales, terapias de grupo con otras personas con
problemas similares, acompañamiento profesional familiar y en algunos casos
medicación controlada.
Puedes apoyar a una persona con ludopatía de la
siguiente forma:
·
No pagues sus
deudas ni lo saques del apuro económico, de otra forma se encubriría una
conducta que es dañina para ella misma y para sus seres queridos.
·
En la medida de
lo posible, presiona para que tenga ayuda y el tratamiento indicado. Como en
cualquier enfermedad mientras más temprano se atienda mayores son las
posibilidades de éxito en el tratamiento.
·
En caso de ser
necesario, tomar el control del dinero, tarjetas de crédito y cartillas del
jugador.
·
Si la persona no
accede a consultarse profesionalmente sobre su problema de juego, por lo menos
animarlo a hacerlo por los síntomas anexos y laterales como la ansiedad,
depresión o irritabilidad.
American
Psychiatric Association (2000): Diagnostic and Statistical Manual of Mental
Disorders (4th. ed. rev.), Washington,DC.
Echeburúa, E. (1992): Psicopatología, variables de personalidad y vulnerabilidad
psicológica al juego patológico. Psicothema, 4, 7-20.
Custer,
R.L. (1984): Profile of the pathological gambler,
Journal of Clínical Psychiatry,
45, 2-12.
Para
asesoría psicológica marca al 01 800 111 8111
Psic. José Luis
Ramírez Esparza