Ahora que se inicia un nuevo año, el cambio se recibe
como propósitos, decisiones y especulaciones. Arbitrariamente le concedemos a
esta etapa del año la oportunidad de ser el semillero de los proyectos que
darán forma a nuestra vida. Infortunadamente, la urgencia, que es el motor de
todo cambio, se desvanece en la desidia y la resignación, el pensar que en
realidad no estábamos tan mal y que en el mero anhelo las cosas no parecían tan
difíciles. ¿Cómo cambiamos?, ¿qué nos motiva a tomar una decisión y
construirla?
El primer factor a considerar es posicionar el cambio
depositado en un sujeto, protagonista aislado de los procesos de motivación,
transformación e intención de las acciones que inicien y detallen el proceso de
cambio. Si lo pensamos analíticamente, encontramos el problema que en lo real,
el sujeto de cambio, se desenvuelve en un medio atravesado en lo social y lo
vincular, a tal grado que el anhelo de cambio es en esencia, una encarnación
del deseo social: ¿Quieres ser atractivo para la mayoría? Entonces tienes que
estar en forma y sin sobrepeso. Otro
factor es de la naturaleza del proceso de cambio. Nuestro modo de pensar en
procesos generalmente es lineal, se tiene un diseño, un desarrollo y una meta,
que de no ser atacada en ese orden es un fracaso o un contratiempo. Lejos de la
realidad, la variable motivacional en el cambio es compleja e irregular, como
también lo son las variables, cognitivo-sociales y afectivas.
Para cambiar, el sujeto tiene que tomar la
responsabilidad de dirigir su proceso de cambio, en un ejercicio de cálculo,
predicción, monitoreo y administración. Regular las emociones y la conducta de
acuerdo con una realidad centrada en las posibilidades e imposibilidades; qué
puedo hacer y qué no. Es aquí donde existen distorsiones otorgadas por la misma
sociedad; se crea el mito de la inmediatez, de que el proceso de cambio no sólo
es lineal, sino abreviado. Deja de ser un proceso para convertirse en un acto
único de resolución de un problema. Este tipo de soluciones se venden bien
porque empatan con una cultura del bajo esfuerzo y el máximo rendimiento al más
bajo costo. Ejemplo: en lugar de hacer
ejercicio, usa este jabón reductor que te hará bajar tallas en 3 semanas. Visto
de esta manera, parece fácil tomar una postura congruente frente al cambio, el
problema que como mito, el de la inmediatez tiene facetas creíbles e incluso
válidas, los avances tecnológicos, el descubrimiento de nuevos procesos
renuevan la posibilidad de una real y productiva inmediatez.
Algunas posturas psicológicas dividen temporalmente el
proceso de cambio de esta forma:
Pre-contemplación: aparecen elementos que nos sugieren que un
comportamiento o situación son negativos o patológicos, aunque no se vive una
urgencia de hacer modificaciones.
Contemplación: se gesta una conciencia del problema, de manera
analítica el sujeto pondera las ventajas y desventajas de cambiar o permanecer
en una idea o posición. No existe aún capacidad de compromiso con el cambio,
aunque con algo de motivación persuasiva se pudiera dar el salto a la siguiente
etapa.
Preparación: suceden los primeros intentos de cambio, generalmente
abortados o ejecutados parcialmente. Aunque en esta etapa los intentos son una
mezcla de buenas planeaciones y soluciones inmediatas, lo positivo es que el
sujeto comienza forjar un marco social, criterios de conducta, de pensamiento y
afectivos, enfocados a cambiar. En otras palabras, profundizamos en el tema y
nos relacionamos con personas con un objetivo similar al nuestro.
Actuación y
acción: se vuelven observables las
modificaciones de la conducta, la capacidad de compromiso de afirma.
Mantenimiento:se consolida una autorregulación de los
comportamientos dirigidos hacia el objeto de cambio. En medida que atravesemos
diferentes obstáculos que prueben nuestra constancia, se afirmará nuestra confianza.
Cuales sean los cambios que hayas planeado recuerda
que una actitud congruente, un pensamiento libre de ataduras y una constancia
obstinada, son las mejores herramientas, para alcanzar tus propósitos. Y así
como se revisó en este artículo, hazte acompañar por personas que te apoyen en
tus cambios: amigos, familiares, compañeros de cambio, grupos de apoyo y
terapeutas.
Para
asesoría psicológica marca al 01 800 111 8111
Psic. José Luis Ramírez Esparzajramirez@toka.com.mx
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