Si alguna vez te has preguntado qué nos pasa en los
penales; por qué los marchistas cometen una falta a pocos metros de la meta, o
por que del síndrome del Jamaícon, el
presente artículo te dará algo de luz a tus dudas. Desde hace tiempo, la aplicación de la
psicología en tareas de alto rendimiento ha demostrado buenos resultados. El
deporte en tal caso, no permanece ajeno a las necesidades psicológicas de los
atletas e involucrados.
De una forma
tradicional, entrenadores e instructores asumen como natural una curva
ascendente en el funcionamiento mental del atleta, es decir, que la propia
maduración, experiencia en competencia y fogueo son suficientes para consumar
un proyecto deportivo integral. Sin embargo,
esta idea romántica poco a poco va quedando obsoleta, la optimización de todos
los factores involucrados en el desempeño deportivo se recompensan con creces y
ofrecen la mínima ventaja ya que no habla de un espíritu conformista. Por
supuesto, el factor psicológico es de inconmensurable valor, siendo la variable
diferencial entre alcanzar el éxito y la derrota. Para ilustrar un momento diferencial de
estructuras psicológicas en el deporte citaré algunas observaciones que realice
–a modo de análisis del caos- en el ya
histórico partido correspondiente a las semifinales de la Copa del Mundo (Brasil 2014) donde
Alemania venció a Brasil:
·
Equipo brasileño
implicado en una presión mediática sin precedentes, se presenta a la Copa del
Mundo con una convocatoria controversial
de jugadores sin identidad nacional uniformemente definida.
·
Durante toda la
justa emergen contextos hipotéticos deplorables pero enraizados y siendo constantemente nombrados en la sociedad
brasileña (Maracanazo, nunca ganar juegos olímpicos y problemas sociales
previos a la Copa).
·
Después de ganar
milagrosamente en penales a la selección chilena, se contrata un servicio
psicológico para intervenir sobre la tremenda presión que sienten los
jugadores. La intervención, lejos de fructificar hace evidente la posibilidad
de un inminente desastre en el imaginario del grupo. No hay tiempo para
conformar un proceso de asimilación y todo esfuerzo de alivio es fatuo.
·
Pierde a dos
referentes: David Silva y Neymar. En el esquema de apareamiento del grupo, estos
dos elementos representan algo así como un mesías en sus tareas. Miembros
capaces de causar una diferencia, conteniendo ansiedades de fragmentación y
desbande del grupo.
·
Durante el
partido de semifinales, otro grupo (Alemania) en su lectura de juego,
identifica la falta de estructura cognitivo-grupal brasileña y aprovecha
agresivamente la desorganización mental del cuadro brasileño.
·
En plena sucesión
de goles, se observa a jugadores brasileños hiperventilando, mirando sin mirar,
los esfuerzos psicológicos dejan de dirigirse a una producción
creativa-agresiva y se enfocan a la supervivencia. Por supuesto, ya no hablamos
sólo de deporte nada más, sino de una desorganización formal del grupo y sus
miembros.
Pero entonces, ¿de qué hablamos en psicología del deporte?
Pues sería básicamente los siguientes fundamentos:
I.
Control y
aprendizaje motor. Procesos
perceptivos y de cognición. Procesos neuropsicológicos de control motor. Todo
esto implica factores técnicos y pedagógicos en la formación del atleta.
II.
Relación con
el deporte y rendimiento.
Asimilación deportiva de las capacidades y limitaciones personales y grupales.
Establecimiento de estrategias de control de ansiedad y lectura de momentos
clave durante el desarrollo de la actividad deportiva.
III.
Estudiar los
factores de la personalidad,
del grupo y la sociedad que intervienen en la práctica deportiva.
Lo interesante de la psicología del deporte es que posee cierta
analogía con otras actividades que requieren alto rendimiento, tales como ser
un profesional destacado o un experto en
un tema o actividad. No hablamos del uso de la psicología como un medio de cura
a “algo” enfermo, sino como un medio de optimización de facultades y
potenciales que se puede tener como atleta o equipo de atletas.
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más sobre otros temas de interés.
Psic. José Luis
Ramírez Esparza
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