miércoles, 5 de febrero de 2014

La esquizofrenia




Dentro de la variedad de enfermedades mentales que provocan cambios dramáticos en la conducta, la percepción del mundo y del sí mismo, encontramos la esquizofrenia como una de las más frecuentes.  La esquizofrenia es un proceso de disgregación o disociación de la realidad,   también ha sido llamada “demencia precoz” “discordancia intrapsíquica” o “disociación autística de la personalidad”.

El médico alemán Emil Kraepelin, en el  siglo XIX, se dio a la tarea de unificar los diferentes cuadros sintomáticos acumulados de las experiencias clínicas anteriores de la comunidad médica, mientras que Paul Bleuler creó el concepto de esquizofrenia.

La esquizofrenia es un trastorno psicótico grave, con manifestaciones básicas que consisten en una mezcla de signos y síntomas característicos. Los síntomas afectan a múltiples procesos psicológicos, como la percepción (alucinaciones), ideación, comprobación de la realidad (delirios), procesos de  pensamiento (asociaciones laxas), sentimientos (afecto plano, afecto inapropiado), conducta, atención, concentración, motivación y juicio, aunque es importante considerar que  no hay ningún síntoma que sea por sí solo sea propiedad de la esquizofrenia.
Los síntomas esquizofrénicos se dividen en dos grandes bloques llamados síntomas positivos y síntomas negativos, que se detallan a continuación:

Positivos


·        Alucinaciones: Auditivas, visuales, olfatorias, cenestésicas (sensaciones corporales).

·        Ideas delirantes: Delirio de persecución, de culpa o pecado, religioso, somático (el paciente cree que su cuerpo está enfermo), de referencia, de control, lectura, difusión, inserción y robo de pensamiento.

·   Comportamiento extravagante: Vestido y apariencia; comportamiento social y sexual, comportamiento agresivo, conducta repetitiva.

Negativos: 


·         Pobreza afectiva: Disminución en la percepción y expresión de sentimientos. Lo que para una persona es una experiencia emocional intensa, para un esquizofrénico es apenas percibido, por ejemplo, la muerte de una persona cercana.

·        Alogia: Disminución en calidad del proceso de pensamiento y cognición.

·        Abulia-Apatía: Falta de energía, impulso e interés.

·        Anhedonia: Imposibilidad de sentir placer o disfrutar de la experiencias y sensaciones.

Una de las principales características de la enfermedad es su alta heterogeneidad o diversidad de manifestaciones patológicas entre los individuos que la padecen. Desafortunadamente esta enfermedad aumenta las posibilidades de mortalidad por causas secundarias, con el suicidio como la causa de muerte más común a raíz de la esquizofrenia.

¿Cómo se desarrolla la esquizofrenia?


El inicio de la esquizofrenia se puede producir durante la adolescencia –incluso en la infancia- o al inicio de la edad adulta. Afecta de forma similar a ambos sexos; sin embargo en los varones, la edad de inicio más frecuente es a comienzos de la tercera década de la vida; mientras que en las mujeres, a finales de la tercera década y comienzos de la cuarta. La mayor parte de los pacientes alternan los episodios psicóticos agudos con fases estables de remisión total o parcial. Son frecuentes los síntomas residuales entre los episodios. Esta enfermedad, que a menudo es de tipo crónico, puede caracterizarse mediante tres fases que se fusionan unas con otras sin que existan unos  límites claros y absolutos entre ellas.

·         Fase aguda (o crisis) Durante esta fase, los pacientes presentan síntomas psicóticos graves, como delirios y/o alucinaciones, un pensamiento gravemente desorganizado; generalmente, son incapaces de cuidar de sí mismos de forma apropiada. Con frecuencia, los síntomas negativos pasan a ser también más intensos.

·         Fase de estabilización (o postcrisis) se caracteriza por una reducción de la intensidad de los síntomas psicóticos agudos. La duración de la fase puede ser de seis  meses, o más, después  del inicio de un episodio agudo (o crisis).

·         Fase estable (o de mantenimiento) Los síntomas son relativamente estables y, en el caso de que los haya, casi siempre son menos graves que en la fase aguda. Los pacientes pueden estar asintomáticos; aunque algunos tienen síntomas no psicóticos, como tensión, ansiedad, depresión o insomnio. Cuando persisten los síntomas negativos (déficit) y/o positivos, como delirios, alucinaciones o trastornos del pensamiento, a menudo están presentes en formas atenuadas no psicóticas (por ejemplo, circunstancialidad en vez de relajación, ilusiones en vez de alucinaciones, ideas sobrevaloradas en vez de delirios).

La esquizofrenia lamentablemente no es curable, pero puede ser tratada y controlada de forma muy eficiente con tratamientos médicos de última generación, la psicoterapia individual y grupal, programas psicosociales tipo hospital de día y  trabajo psicoeducativo con la familia.


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Psic. José Luis Ramírez Esparza

psicologolm@megacall.com.mx




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