jueves, 13 de marzo de 2014

Bulimia nerviosa y psicología



Cada ser humano ve en el alimento la esperanza de vivir, de afrontar la nueva jornada con vitalidad, es la causa primigenia de comunicación de una madre con su recién nacido. El alimento no sólo nos forma físicamente, también nos configura psíquicamente, es primitivo y esquivo de la razón.

La bulimia se trata de un trastorno de la alimentación que afecta principalmente a las mujeres adolescentes o de temprana edad adulta. Se caracteriza por episodios recurrentes de atracones y conductas purgativas (inducción del vómito, uso de diuréticos y/o laxantes). La finalidad de estos actos es el control sobre el peso, existiendo una gran ansiedad y preocupación por la imagen corporal. La complejidad de éste requiere un abordaje de estudio integral, tanto médico, nutricional y psicosocial. 

            Los estudios realizados a lo largo del tiempo al respecto, lo han asociado con ciertas patologías de carácter mental tales como trastornos afectivos, como la depresión crónica o aguda, abuso de sustancias o toxicomanías, déficit en el control de impulsos y trastornos de la personalidad diversos. De entre todos ellos, el más comúnmente descrito es el trastorno límite de la personalidad. En líneas generales, los pacientes que combinan  la bulimia con un trastorno, presentando una mayor psicopatología y severidad de él, con una menor motivación por el cambio, un peor pronóstico y más limitada respuesta al tratamiento.

            La relación entre la psicopatología y la bulimia es compleja, pudiendo uno ser el pre disponente o agravante del otro. Con el trastorno limítrofe de la personalidad es más clara la influencia sobre la bulimia, dado que el funcionamiento del paciente limítrofe fomenta las conductas mal adaptadas de la bulimia. Por ejemplo.

Síntomas del trastorno limítrofe de la personalidad
Manifestaciones clínicas en la bulimia
1.      Reacciones extremas e irracionales frente a la realidad, todo o nada.
Conductas purgativas que afectan el estado de salud general.
2.      Autoestima y autoimagen distorsionada
Ideas recurrentes de que sólo se puede ser amada o valorada en base al peso y lo estético de la figura. “a pesar de todos mis esfuerzos aún soy gorda”
3.      Comportamiento compulsivo
Ingesta de alimento desproporcionada en  un breve lapso de tiempo. Sobreviene una sensación de culpa que únicamente  es aliviada con la purgación violenta.
4.      Conductas manipuladoras hacia las personas cercanas (amenaza suicida, cortarse, evitar comer)
Se percibe que el resto de la gente no entiende la situación. Los atracones y las purgas son utilizados para castigar o mostrar la seriedad del asunto.
5.      Estado de ánimo intenso y cambiante
Pasa de la ansiedad, a la euforia en el atracón; después es culpa, rabia, tristeza antes de la purga.


Otras características psicológicas que se observan en la paciente bulímica son: menor asertividad, autoestima crónicamente baja, hostilidad, ánimo depresivo, pocos intereses o metas personales, baja tolerancia a la frustración ansiedad somática, irritabilidad, impulsividad, socialización, agresividad verbal, suspicacia, conductas evitativas y sentimientos de culpa excesivos.

Al hablar de un tratamiento psicológico, siempre en consideración de la gravedad de la enfermedad, las terapias cognitivo-conductuales tienen buenos resultados, acompañadas de psicoterapia basada en el apego y de tipo grupal psicoanalítico.

Fuente: Gargallo, M., Fernández, F. (2002) Bulimia nerviosa y trastornos de la personalidad. Una revisión de la literatura. Revista internacional de psicología clínica y de la salud. Vol. 3, No 2, pp. 335-349. Universidad Autónoma de Barcelona.
           

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Psic. José Luis Ramírez Esparza





sábado, 8 de marzo de 2014

Síndrome de Korsakoff


Imagina la vida sin aprendizaje, viviendo permanentemente en el pasado lejano sin la posibilidad de generar recuerdos nuevos, en donde el presente es una confusa ilusión deshilvanada de la continuidad temporal de nuestra historia de vida.

 En 1887, el neuropsiquiatra ruso Sergey Korsakoff observó con curiosidad un síndrome que afecta la memoria, dificultando significativamente la posibilidad de aprendizaje.  El tipo de memoria afectada es la anterógrada (la que se encarga de generar recuerdos recientes), de igual forma puede afectar  la memoria retrograda (recuerdos viejos).  Los síntomas poseen cierta diversidad de modalidades; bien puede presentarse una amnesia pura y de comienzo abrupto, como también puede aparecer con otros trastornos cognitivos globales (lenguaje, atención), en otros casos el síndrome aparece de forma lenta y prolongada. Actualmente el síndrome de Korsakoff se considera una etapa tardía o residual de una encefalopatía aguda llamada Síndrome de Wernicke-Korsakoff.

El principal causante de este trastorno es la deficiencia de tiamina (vitamina B1), frecuente en personas con alcoholismo crónico. Esto se debe a que el alcohol interfiere en la correcta absorción digestiva de esta vitamina. Otros causantes menos frecuentes pueden ser la desnutrición, vómitos persistentes, hemodiálisis, SIDA, procesos infecciosos, mal absorción intestinal y daño vascular o tumores en el área cerebral fronto-diancefálica.

Implicaciones psicológicas

Como es la memoria a corto plazo la más afectada, los pacientes con S. de Korsakoff  tienen dificultades para evocar información o sucesos ocurridos recientemente; sin embargo, son capaces de recordar con buena calidad datos autobiográficos de su infancia o adolescencia.  Suelen presentar también aplanamiento afectivo, careciendo de motivación emocional o de la apariencia de compartir emociones con las personas que le rodean. Se dificulta el poder sostener conversaciones llegando al caso de presentar mutismo (la aversión voluntaria a hablar con otras personas)

Los pacientes recurrentemente no son conscientes de sus fallos de memoria (anosognosia), por lo que los niegan obstinadamente.  Finalmente suelen confabular, es decir, rellenan sus huecos de memoria con contenidos irreales y fantasiosos, mezclando contextos y épocas. Otros simplemente dicen “no lo recuerdo”


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Psic. José Luis Ramírez Esparza