sábado, 8 de marzo de 2014

Síndrome de Korsakoff


Imagina la vida sin aprendizaje, viviendo permanentemente en el pasado lejano sin la posibilidad de generar recuerdos nuevos, en donde el presente es una confusa ilusión deshilvanada de la continuidad temporal de nuestra historia de vida.

 En 1887, el neuropsiquiatra ruso Sergey Korsakoff observó con curiosidad un síndrome que afecta la memoria, dificultando significativamente la posibilidad de aprendizaje.  El tipo de memoria afectada es la anterógrada (la que se encarga de generar recuerdos recientes), de igual forma puede afectar  la memoria retrograda (recuerdos viejos).  Los síntomas poseen cierta diversidad de modalidades; bien puede presentarse una amnesia pura y de comienzo abrupto, como también puede aparecer con otros trastornos cognitivos globales (lenguaje, atención), en otros casos el síndrome aparece de forma lenta y prolongada. Actualmente el síndrome de Korsakoff se considera una etapa tardía o residual de una encefalopatía aguda llamada Síndrome de Wernicke-Korsakoff.

El principal causante de este trastorno es la deficiencia de tiamina (vitamina B1), frecuente en personas con alcoholismo crónico. Esto se debe a que el alcohol interfiere en la correcta absorción digestiva de esta vitamina. Otros causantes menos frecuentes pueden ser la desnutrición, vómitos persistentes, hemodiálisis, SIDA, procesos infecciosos, mal absorción intestinal y daño vascular o tumores en el área cerebral fronto-diancefálica.

Implicaciones psicológicas

Como es la memoria a corto plazo la más afectada, los pacientes con S. de Korsakoff  tienen dificultades para evocar información o sucesos ocurridos recientemente; sin embargo, son capaces de recordar con buena calidad datos autobiográficos de su infancia o adolescencia.  Suelen presentar también aplanamiento afectivo, careciendo de motivación emocional o de la apariencia de compartir emociones con las personas que le rodean. Se dificulta el poder sostener conversaciones llegando al caso de presentar mutismo (la aversión voluntaria a hablar con otras personas)

Los pacientes recurrentemente no son conscientes de sus fallos de memoria (anosognosia), por lo que los niegan obstinadamente.  Finalmente suelen confabular, es decir, rellenan sus huecos de memoria con contenidos irreales y fantasiosos, mezclando contextos y épocas. Otros simplemente dicen “no lo recuerdo”


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Psic. José Luis Ramírez Esparza







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