miércoles, 2 de abril de 2014

¿Cuándo llevar un hijo con el psicólogo?



Nadie nos enseña a ser padres, es una vivencia aprendida a partir de la enseñanza de nuestros propios progenitores, del sentido común  e ir poco a poco conociendo los pormenores de la conducta de nuestros niños.

Cuando existe algún problema con la conducta o afectos en el niño, generalmente se suele recurrir al médico familiar o pediatra de cabecera como primeras opciones. Esta decisión, si bien es lógica en nuestro sistema de salud, podría no ser la más adecuada; en primer lugar, porqué no son especialistas en el área psicológica y conductual del niño y en segundo, porque la primera opción de tratamiento sería farmacológica, con el riesgo de ser contraproducente o iatrogénica en el mediano y largo plazo.

Existe una diversidad oceánica de perspectivas y técnicas psicológicas que ayudan a padres e hijos en la conformación de una vida social y psicológica sanas, siendo sólo de forma muy puntual la lateralización entre la psicoterapia y la administración de medicamentos psicoactivos.

¿Cuándo solicitar cita con el psicólogo?

1.      Cuando existan comportamientos desadaptados  o desajustados, y no es posible un correcto ajuste con el medio, como ejemplo:
·         Un niño hiperactivo que propicia desorden y caos en su grupo escolar, afectando a sus compañeros y maestros.
·         Existencia de fobias, ya sea sociales, a un lugar en específico, a la oscuridad, etc., y con un nivel de ansiedad mucho mayor al esperado para un niño de su edad.
2.      Déficits o excesos  en los comportamientos o aptitudes.
·         El niño o niña no hable a cierta edad, o bajo condiciones grupales con niños de su misma edad o adultos.
·         No pueda dominar procesos de lecto-escritura a pesar de repetidos esfuerzos pedagógicos y didácticos.
·         Observar al niño absorto en una sola actividad, por ejemplo ver televisión por tres horas consecutivas sin siquiera moverse. O por el contrario, un niño que no es capaz de sostener una misma actividad por un tiempo razonable, catalogándolo como hiperactivo.
3.      Cuando un problema tiene una frecuencia, duración e intensidad por encima de lo normal.
·         En cuanto a frecuencia, no es lo mismo un niño hace pipí en la cama una vez año, que aquel que lo hace diariamente. Analizar cuántas veces sucede una situación problemática o de sufrimiento. Si es aislado, ocasional o de forma continua.
·         En cuanto a la duración, no es lo mismo una rabieta de 5 minutos, que una que se prolonga durante varios días. Ni tampoco un evento fóbico que se presenta sólo durante la exposición con el objeto que la que mantiene en ansiedad toda la noche al niño.
·         En cuanto a intensidad, se trata de observar la profundidad de sufrimiento que tiene el niño, la saña o mal intención de sus travesuras, la cantidad de micción u orina al orinarse en la cama.
Para finalizar, la mejor herramienta es la comunicación en primera instancia con el niño o niña, cuáles son sus pensamientos y sentimientos, si encuentra bienestar o malestar en él o ella. También la comunicación con maestros, amigos y demás personas que conforman el medio social de nuestros hijos.


Para asesoría psicológica marca al 01 800 111 8111

Psic. José Luis Ramírez Esparza





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