martes, 18 de agosto de 2015

¿Cuándo acudir a psicoterapia?


Las personas vivimos nuestra existencia entre la múltiple interpretación de la realidad, ya sea en situaciones que nos hacen felices o bien que nos acarrean un sufrimiento. La vida transcurre entre una diversidad de sensaciones y emociones.
Cuando la gente piensa en la posibilidad de acudir con un psicólogo para iniciar un proceso psicoterapéutico, generalmente cree que es cuando se encuentra en el punto más bajo de miseria en la vida; esto no siempre o necesariamente debe ser así. El malestar de tener problemas que nos cuesta resolver o bien, la orientación de una persona profesional son de muy alto valor.
Sin embargo, ya bien entrado el siglo XXI aún existe angustia y temor social de ser estigmatizado por decidir consultar al psicólogo; es complicado encontrar un criterio claro que justifique esa decisión y por ello, en muchas ocasiones cuando finalmente se decide tomar cartas en el asunto, el problema ya es demasiado grave.  Por esto,  a continuación enlistaré algunos de los motivos más frecuentes de inicio de un proceso de psicoterapia:


  • Depresión: un estado afectivo que se caracteriza por una constante tristeza, sensación de desesperanza, baja motivación y energía.  Sensación de frustración o no correspondencia de las demás personas hacia los esfuerzos que uno realiza.  Dolor por la pérdida o separación de seres queridos. Paro laboral o despido reciente, etc.
  • Irritabilidad: cualquier acción de otra persona o de la cotidianidad que genera enojo y malestar.
  • Impulsividad: no somos capaces de poder contener nuestros actos. Constantemente enunciamos comentarios imprudentes, compramos sin parar y sin medir las consecuencias creadas por las deudas, tomar alcohol, drogas, medicamentos en exceso. Iniciar peleas, violentar a nuestros seres amados, ser destructivos.
  • Trastornos psicosomáticos. Afecciones estomacales como diarreas, colitis, gastritis y ulceras , neurodermatitis, dolores de cabeza, reacciones alérgicas constantes, síntomas inespecíficos de fatiga, estados febriles y mareos, angustia de muerte cercana a pesar de tener buena salud general.
  • Inhibiciones: tener miedo o imposibilidad de establecer relaciones sociales, ya sean  afectivas o laborales.
  • Ideas obsesivas: constantemente nuestro pensamiento nos atormenta con ideas constantes e inmóviles, como por ejemplo, pensar todo el día que dejamos mal cerrada la puerta de casa al salir y vivir todo el día con angustia.
  • Ansiedad: se vive en un perpetuo estado de alerta. La ansiedad puede ser provocada por algún factor desencadenante claro o bien sin reconocer una causa lógica.
  • Fobias: el miedo aparentemente irracional ante una situación, objeto, animal o personas. Generan tanta angustia y terror que hacen a las personas evitar aquello que las acerque a su objeto fóbico.
  • Sensación de fracaso y vacio en la vida, que no existe un rumbo que haga mejorar las condiciones de vida actuales, sensación de estancamiento.
  • Apoyo en la toma de decisiones de alta importancia; como la elección vocacional, de trabajo, antes de casarse o decidir tener hijos.
  • Como apoyo en los cuidados paliativos de personas con alguna enfermedad terminal, tanto para el enfermo como para su familia.
  • Decidir optimizar los recursos personales y grupales con que se cuentan, conociéndose a sí mismos y descubriéndose en la complejidad de su vida.


Estos son solo algunos motivos, en realidad existen tantos motivos como existen historias de vida en el mundo, la acción de la psicoterapia como vemos es curativa, preventiva, paliativa y potencializadora.

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Psic. José Luis Ramírez Esparza


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