martes, 17 de septiembre de 2013

La corrupción en el lenguaje

Demóstenes ejercitándose en el uso de la palabra.
Antoine Lecomte du Nouy

No mentir no significa decir la verdad. Nuestro idioma en toda su riqueza y diversidad, también tiene la facultad de hacer que las cosas se cubran y se oculten de lo que en su peso realmente significan.

Explica el profesor de la Universidad de Navarra,  Alejandro Navas que, «para evitar el horror que despertaría una acción como matar, hay que enmascararla con retórica cosmética (saber diseñar un discurso) para quitarle hierro», es por ello que en la guerra la muerte de civiles inocentes es ocultada por el término “daños colaterales”.

La corrupción en el lenguaje dificulta la expresión de información, ya que oculta la verdad, no a través de la mentira o guardando silencio, sino endulzando, enfriando y justificando aquello que podría ser horrible. De esta corrupción nacen vocablos como “guerra preventiva”, “limpieza étnica”, “trabajadora sexual”, “amante de lo ajeno”,  “paso a mejor vida”, “interrupción voluntaria del embarazo”, etc.

Es natural que sea así, ya que detrás de los términos antes ejemplificados hay un miedo a la realidad, a su dureza; en este caso la palabra nos alivia enmascarando aquello que nos puede herir.

Probablemente son los políticos los mejores artesanos de la corrupción del lenguaje, con acrobacias lingüísticas pueden convertir hechos malos en políticamente correctos, no es de extrañarnos que la invasión contra Irak de hace 10 años haya sido llamada “guerra preventiva”; preventiva porque evitaba el dolor de una guerra, olvidando que se hizo con el dolor de otra guerra, eso sí, en casa ajena, que es menos doloroso.
  Los medios de comunicación masivos también son responsables de esta corrupción del lenguaje, es una responsabilidad compartida. Esto viene a colación porque también nosotros tendemos a manipular el lenguaje en nuestra vida cotidiana, en el trabajo, en la vida de pareja, etc.

Para terminar,  aunque no existe forma de revertir al 100% esta corrupción en el lenguaje, para tener un lenguaje más sano, lo que nos toca a nosotros es comenzar a pensar y a asumir la realidad con todo el peso y el dolor que puede implicar. La desviación del lenguaje puede ser benéfica para los niños a los cuales hay que endulzarles un poco la realidad, pero entre adultos hay que ser claros, solo de esta forma podemos hacernos responsables no solo de nuestro destino personal, sino también a un nivel más amplio de los cambios sociales y políticos que nos competen. Tener un juicio crítico frente a lo que se escucha y se ve en medios de comunicación.

No hay otra forma de adquirir un pensamiento crítico que la lectura y la diversidad cultural.
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Psic. José Luis Ramírez Esparza

psicologolm@megacall.com.mx

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