sábado, 14 de junio de 2014

Apuntes sobre la constancia

Sísifo de Tiziano. 1548. Museo del Prado 

“Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa”  Mahatma Ghandi.


Esa cualidad del perseverar a pesar del esfuerzo y el dolor ha venido a la baja, en estos días, ingenuamente la cultura nos vende la idea de la riqueza y éxito a través de la facilidad, el nepotismo y la fechoría; cuando se nombra  la constancia es vislumbrada  como aquel Sísifo, quien carga su piedra eternamente y sin sentido. Por el contrario,   la constancia representa la construcción de un deseo, la anexión de realidad a una ilusión conforme a la consumación de esfuerzos. Podemos decir que es la capacidad de mantener una relación  perdurable con alguna tarea o persona, cuya sustitución resulta dolorosa o inadmisible. Casi siempre es pensada como virtud, sólo como un sustantivo que reside en la gente, sin embargo es un actuar, un venir y seguir haciendo; en tal caso, se desarrolla paulatinamente en un proceso seductor entre la persona y su motivo de constancia. No somos constantes porque sí, lo somos al creer en un proyecto o en una persona, nos convence y nos liga él-ella. La constancia es una apuesta.

El ser contante nos apoya en el conocimiento y reconocimiento de nuestras propias emociones, su gradualidad e intensidad; porque a través de la constancia observamos nuestras capacidades, pero sobre todo, nuestras limitantes. Convergemos entre cuajar logros y soportar la frustración de no poder hacer las cosas como las pensamos. Siendo constantes, vamos descubriendo que existen proyectos  de perseverancia fácil, mientras que hay otros que nos exigen toda una vida de devoción y esfuerzo, y aún así no poder ser considerada una “victoria”.

El esfuerzo por alcanzar un logro dibuja diferentes vías que seguir, la meta por la cual existe la constancia, cambia y adquiere formas diferentes, se entiende que los métodos que nos llevan a realizar un logro no son lineales y los caminos de la constancia están llenos de idas y regresos. En otras palabras, la constancia sin fracaso no puede seguir llamándose así.

En un giro sobre este interesante concepto, la constancia es el aseguramiento del vínculo entre los seres humanos. Por ejemplo, el niño sabe que a pesar de la ausencia temporal de sus padres, ellos regresarán y por eso puede ir al jardín de niños cada vez más tranquilo. Es también, lo que permite que la persona celosa vaya aliviando su ansiedad cada que ve a su pareja con otras personas en la cotidianidad. Al ser constantes aseguramos a quienes tenemos alrededor que somos confiables, alguien con quien se puede contar, creamos una seguridad de que el fracaso no nos ha destruido ni lo hará; con eso, conseguir logros y éxito no es más que una pequeña añadidura de la experiencia inconmensurable de dar siempre el más alto y mejor esfuerzo.  


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Psic. José Luis Ramírez Esparza




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