martes, 18 de noviembre de 2014

Inteligencia y cociente intelectual C.I.

La creación de instrumentos de medición ha sido fundamental en los avances científicos y tecnológicos del último siglo. Todo puede ser mensurable teniendo la escala indicada y la inteligencia no está exenta.

Pero antes, para saber cómo medir la inteligencia, deberíamos preguntarnos ¿qué es ser inteligente? Podemos definir básicamente a la inteligencia como la capacidad elegir la mejor alternativa posible en la resolución de un problema determinado.  Sin embargo, el concepto social de inteligencia deviene junto a aquello que hace a una persona o un grupo exitoso, adaptado al medio y sus recursos limitados. De esta manera, el ser inteligente se complica a una infinidad de variables y por ello, se han creado clasificaciones de diversas inteligencias, por ejemplo:

Inteligencia verbal o lingüística: Incluye la capacidad en la utilización, comprensión y reconocimiento del lenguaje como herramienta creativa y de construcción.  Reconoce la especificidad de los conceptos y al mismo, tiempo la semántica que une e hila el conocimiento aprendido con el que se desarrolla en el pensamiento.

Inteligencia lógica-matemática: Utilizada para procesos de lógica formal, es la habilidad para secuenciar diversos procedimientos numéricos y de cálculo. Es dar cuenta de la continuidad de los fenómenos de la realidad, como el paso del tiempo y el espacio que separa a las cosas. Muy útil para las ciencias formales y el comercio.

Inteligencia musical: Necesaria para distinguir tonalidades, timbres, intervalos y ritmos. Es un tipo de inteligencia sumamente compleja, ya que implica una conjunción de habilidades motoras de alta precisión (ejecución de un instrumento y danza), procesos matemáticos avanzados (métrica rítmica, estructuras armónicas) y alta sensibilidad emocional (asociaciones somáticas y de contexto cultural).

Inteligencia espacial: Representa la habilidad casi intuitiva de dimensionar distancias y espacios. Muy necesaria para ingenieros, arquitectos, cirujanos y choferes.

Inteligencia emocional: Vital para tomar cualquier tipo de decisión personal. Implica el reconocimiento de emociones propias y ajenas, con la consecución del mejor accionar posible. ¿Qué hago con lo que siento?

Como es de imaginar, los distintos tipos de inteligencia no actúan de forma independiente o clausurada. Por el contrario, son múltiples atravesamientos de factores genéticos, biológicos, emocionales, cognitivos, ejecutivos y sociales.


Por otra parte, el cociente intelectual (C.I.) es obtenido por medio de la aplicación de pruebas psicométricas especializadas, las cuales deben tener una validez y estandarización, dependientes de la edad, nivel de escolaridad e incluso por región, existiendo pruebas estandarizadas para la población mexicana, por ejemplo.  Funcionan utilizando la medida de una población en general, y se genera una media, para luego distribuir los resultados en una curva de probabilidad, dentro de la cual están los parámetros de normalidad, de inteligencia por debajo de lo normal y por encima del término medio


La mayoría de la población se encuentra entre los 70 y 130 puntos de C.I., el resto se distribuye en las áreas de retraso y de altos dotes intelectuales.

¿Las pruebas psicométricas realmente pueden medir la inteligencia?

De forma técnica, sí. Pero es necesario preguntarnos ¿qué es lo que deseamos medir y para qué?

La prueba más común de inteligencia son las escalas Weschler, que dividen sus pruebas dependiendo de la edad: para niños de preescolar (WPPSI), para niños de educación básica (WISC) y para adultos (WAIS). Divide su evaluación en dos áreas generales: área verbal y de ejecución.  Subdivisiones de estas áreas correspondientes a: información (cultura general), comprensión, vocabulario, analogías, aritmética, memoria de dígitos, identificación de matrices, construcción y secuenciamiento lógico. El resultado final es el llamado C.I.

Así es como podemos observar que la prueba sólo se avoca a estudiar aspectos bien delimitados de la inteligencia, lo que la hace útil  para diversos propósitos de análisis como:

·         Monitoreo del desarrollo intelectual de niños con problemas de aprendizaje.
·         Evaluación del deterioro cognitivo derivado de algún problema orgánico como un accidente o demencia (Alzheimer por ejemplo).
·         Expedición de incapacidades y pensiones vitalicias por pérdida de capacidad intelectual.
·         Detección de neuropatologías en su medición funcional.
·         Selección laboral y académica.
·         Auxiliar en el diagnóstico de psicopatologías (por ejemplo la esquizofrenia)
·         Determinación de áreas específicas de oportunidad y mejora en trabajos de rehabilitación de lenguaje y neuropsicología.

Las pruebas solamente pueden ser administradas, calificadas e interpretadas por un psicólogo, que en concordancia con otras evidencias técnicas puede determinar un resultado. En el campo real de los psicométricos que perfilan un C.I. es muy rara la ocasión en que alguien pide conocer su inteligencia por mera curiosidad narcisista. Igualmente, las mediciones rápidas hechas en internet no poseen ningún tipo de validez al no estar estandarizadas ni adaptadas a una tarea en concreto, son sólo para divertirse y pasar el rato.

Para finalizar, un C.I. no es capaz de predecir el futuro o el valor de una persona, no puede decirnos si tendremos una familia funcional, que cerraremos un jugoso contrato laboral o que podremos ser felices.


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Psic. José Luis Ramírez Esparza

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