miércoles, 11 de febrero de 2015

Síndrome de Prader-Willi

A través de la historia de la filosofía y la ciencia,  se han separado el cuerpo y la mente a fin de ser estudiados con mayor precisión. Pero esta separación ha tenido un alto costo de limitantes al momento de abordar ciertas problemáticas.

Una afrenta a este pensamiento separatista, es la realidad de interdependencia de nuestro cuerpo y mente, que no son unidades separadas, sino una entidad compleja con múltiples determinantes.

Las patologías mentales pueden tener una raíz fisiológica clara. Para tal caso abordaremos un síndrome sumamente característico, el Prader-Willi (SPW). Dicho síndrome es una alteración genética derivada de la pérdida de un fragmento estructural del cromosoma 15.

Entre las características de las personas con SPW encontramos:

·         Baja estatura
·         Hipogonadismo (alteración en óvulos y testículos)
·         Problemas de aprendizaje.
·         Disminución de tono muscular.
·         Leve incapacidad intelectual.
·         En ocasiones, polidactilia(más de cinco dedos)
·         Inexistencia de saciedad alimentaria

Es precisamente la falta de saciedad lo que determina el mayor detrimento psicosocial que caracteriza este síndrome. El sujeto con SPW pudiera no sentir hambre, pero necesita consumir alimentos en gran cantidad y de forma constante. Esto implica características en el desarrollo personal que fluctúan, al inicio, con una personalidad afectuosa y alegre. Pero una vez que se llega  a una infancia avanzada, a partir de los 7 años, inician síntomas propios de la frustración y la restricción de sentir la necesidad de consumo de alimento, la obesidad  temprana y las características morfológicas del síndrome como nariz ancha y la polidactilia, hacen evidente en el niño que tiene algo diferente a los demás. Con ello vienen rabietas, conductas auto lesivas a modo de chantaje, aislamiento, ataques de ira y básicamente un déficit en la capacidad interpersonal en el niño.

Aunado a esto, si bien su déficit intelectual no es acentuado, si es el suficiente para provocar no sólo frustración a los niños, sino a las familias. Debido a la alta urgencia de saciedad, el niño con SPW es sumamente obstinado y generalmente las herramientas de razonamiento y negociación son inútiles.
Abordar un SPW, requiere un trabajo interdisciplinario, donde se debe intervenir en las cuestiones fisiológicas de la sensación de saciedad a nivel talámico, las implicaciones subjetivas del niño y las relaciones sistémico relacionales en la familia y grupos de apoyo.  Una cuestión a considerar es que el niño considera más importante tener un desarrollo normal, con relaciones personales saludables, a consumir la comida que su cuerpo le pide. Pero es una tarea ardua que llena de frustración y en la cual no se les debe dejar solos.

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Psic. José Luis Ramírez Esparza jramirez@toka.com.mx

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