lunes, 26 de enero de 2015

Vejez y psicología



















¿A dónde vamos?... –Para viejos- contestaba mi padre con actitud juguetona. La vejez es contenedora de miedos, fantasías y sobre todo incertidumbre. Por eso no es raro que le temamos y la deseemos; no llegar a viejos, es otra forma de decir que nos quedamos en el camino. Pero si lo analizamos, la vejez no es tan antigua, pero hay que verlo desde un análisis histórico.
Antes los ancianos eran venerables sobrevivientes de su sociedad y sus circunstancias, eran los testigos y las voces aún encendidas de un pasado. 

 La esperanza de vida era corta, por tal razón, ser un viejo era la excepción y no la regla.

Ahora la situación es diferente, avances sanitarios y sociales han hecho de la vejez un territorio común. La pirámide poblacional se ajusta a la gran población de ancianos y desgraciadamente la sociedad y las instituciones, no han dado la suficiente estructura para atender las necesidades específicas de esta población. Como todo intento moderno de abordaje, se ha recurrido a la especialización de áreas de atención, pero se quedan en lo parcial, cada anciano es una vida distinta, un problema diferente. Nuestro modelo cultural enaltece la juventud y su estética, la intensa energía que un cuerpo joven posee. En tal marco el anciano se siente desplazado, no únicamente como un agente de producción, sino también como objeto de deseo, como ejemplo de ellos vemos pasar el tiempo con un abuelo o un anciano más  como una piadosa acción o una obligación.

No todos envejecemos igual, ni físicamente, ni en funcionalidad, ni psicológicamente, por eso distinguimos:

Edad cronológica: El tiempo transcurrido desde el nacimiento, medido por años, meses y días.

Edad biológica: Se refiere a la funcionalidad de nuestro cuerpo en comparación con los de las personas de nuestro grupo de edad. Por ejemplo, Bruce Lee (actor y maestro de artes marciales) quien murió de 32 años, se decía que su edad biológica correspondía a la de un joven de 18 a 20 años.

Edad funcional:Correspondea la evolución del rol personal y la adaptación a los cambios.

Algunos de los aspectos importantes a considerar en la psicología del adulto mayor son:

Pérdida de la autoestima: Muchas veces, los adultos mayores están en plena facultad intelectual para realizar sus funciones. La edad dorada de investigadores, escritores e intelectuales es justamente la vejez. Sin embargo, generalmente son empujados por la jubilación a abandonar sus actividades. Se sienten desplazados e incluso obligados a dejar de trabajar. De acuerdo con esto, los adultos mayores necesitan un descanso y las instituciones necesitan juventud para construir nuevos proyectos; pero el gran aporte de experiencia y sabiduría de los mayores es invaluable. La principal causa de baja estima en los ancianos es hacerlos sentir prescindibles e inútiles. 
Pérdida del sentido de la vida: El pasar por tantas pruebas difíciles en la vida va conformando una integridad como persona. A medida que pasan los años, las ilusiones se vuelven más realistas y al repasar la vida con lo que se evalúa lo hecho o lo dejado de hacer, pueden venir sensaciones de desesperación y frustración.  Aparecen síntomas depresivos.

Dificultad en adaptación: El medio, la sociedad y las costumbres cambian. Desgraciadamente los ancianos son marginados socialmente, dejándolos sin herramientas de adaptación. Se muestran irritables e intolerantes porque no son capaces de integrar lo nuevo.

Pérdidas afectivas: Con el tiempo los ancianos han tenido que despedirse de seres queridos y ellos mismos se ven en una etapa resolutiva de su vida. Renunciar a la vida de la gente amada y a la propia es un proceso depresivo fuerte, pero al mismo tiempo necesario.

Finalmente, como personas íntegras, los ancianos merecen el respeto y cariño de parte de la sociedad, pero no desde una postura misericordiosa o paternalista, sino con propuestas de apoyo a su calidad de vida y aporte social. Finalmente es responsabilidad de los jóvenes velar por una población mayor satisfecha y bien respaldada, recordemos que en el mejor de los casos nosotros mismo como viejos, disfrutaremos de la cultura de respeto al anciano que hoy mismo practiquemos.


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Psic. José Luis Ramírez Esparzajramirez@toka.com.mx

lunes, 19 de enero de 2015

El cambio y sus pormenores


Ahora que se inicia un nuevo año, el cambio se recibe como propósitos, decisiones y especulaciones. Arbitrariamente le concedemos a esta etapa del año la oportunidad de ser el semillero de los proyectos que darán forma a nuestra vida. Infortunadamente, la urgencia, que es el motor de todo cambio, se desvanece en la desidia y la resignación, el pensar que en realidad no estábamos tan mal y que en el mero anhelo las cosas no parecían tan difíciles. ¿Cómo cambiamos?, ¿qué nos motiva a tomar una decisión y construirla?  

El primer factor a considerar es posicionar el cambio depositado en un sujeto, protagonista aislado de los procesos de motivación, transformación e intención de las acciones que inicien y detallen el proceso de cambio. Si lo pensamos analíticamente, encontramos el problema que en lo real, el sujeto de cambio, se desenvuelve en un medio atravesado en lo social y lo vincular, a tal grado que el anhelo de cambio es en esencia, una encarnación del deseo social: ¿Quieres ser atractivo para la mayoría? Entonces tienes que estar en forma y sin sobrepeso.  Otro factor es de la naturaleza del proceso de cambio. Nuestro modo de pensar en procesos generalmente es lineal, se tiene un diseño, un desarrollo y una meta, que de no ser atacada en ese orden es un fracaso o un contratiempo. Lejos de la realidad, la variable motivacional en el cambio es compleja e irregular, como también lo son las variables, cognitivo-sociales y afectivas.

Para cambiar, el sujeto tiene que tomar la responsabilidad de dirigir su proceso de cambio, en un ejercicio de cálculo, predicción, monitoreo y administración. Regular las emociones y la conducta de acuerdo con una realidad centrada en las posibilidades e imposibilidades; qué puedo hacer y qué no. Es aquí donde existen distorsiones otorgadas por la misma sociedad; se crea el mito de la inmediatez, de que el proceso de cambio no sólo es lineal, sino abreviado. Deja de ser un proceso para convertirse en un acto único de resolución de un problema. Este tipo de soluciones se venden bien porque empatan con una cultura del bajo esfuerzo y el máximo rendimiento al más bajo costo.  Ejemplo: en lugar de hacer ejercicio, usa este jabón reductor que te hará bajar tallas en 3 semanas. Visto de esta manera, parece fácil tomar una postura congruente frente al cambio, el problema que como mito, el de la inmediatez tiene facetas creíbles e incluso válidas, los avances tecnológicos, el descubrimiento de nuevos procesos renuevan la posibilidad de una real y productiva inmediatez.

Algunas posturas psicológicas dividen temporalmente el proceso de cambio de esta forma:

Pre-contemplación: aparecen elementos que nos sugieren que un comportamiento o situación son negativos o patológicos, aunque no se vive una urgencia de hacer modificaciones.

Contemplación: se gesta una conciencia del problema, de manera analítica el sujeto pondera las ventajas y desventajas de cambiar o permanecer en una idea o posición. No existe aún capacidad de compromiso con el cambio, aunque con algo de motivación persuasiva se pudiera dar el salto a la siguiente etapa.

Preparación: suceden los primeros intentos de cambio, generalmente abortados o ejecutados parcialmente. Aunque en esta etapa los intentos son una mezcla de buenas planeaciones y soluciones inmediatas, lo positivo es que el sujeto comienza forjar un marco social, criterios de conducta, de pensamiento y afectivos, enfocados a cambiar. En otras palabras, profundizamos en el tema y nos relacionamos con personas con un objetivo similar al nuestro.

Actuación y acción: se vuelven observables las modificaciones de la conducta, la capacidad de compromiso de afirma.

Mantenimiento:se consolida una autorregulación de los comportamientos dirigidos hacia el objeto de cambio. En medida que atravesemos diferentes obstáculos que prueben nuestra constancia, se afirmará nuestra confianza.

Cuales sean los cambios que hayas planeado recuerda que una actitud congruente, un pensamiento libre de ataduras y una constancia obstinada, son las mejores herramientas, para alcanzar tus propósitos. Y así como se revisó en este artículo, hazte acompañar por personas que te apoyen en tus cambios: amigos, familiares, compañeros de cambio, grupos de apoyo y terapeutas. 

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Psic. José Luis Ramírez Esparza
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miércoles, 14 de enero de 2015

Hipnosis clínica

Desde hace mucho tiempo el fenómeno de la sugestión viene dando trabajo a los investigadores de la mente humana. El ser humano es el único ser vivo conocido que puede ser sugestionado.

La hipnosis, como proceso de sugestión, ha representado una gran fuente de controversia; existen pocas definiciones claras y operativas. Aunado a esto, el ser hipnotizado tiene un velo presente de  debilidad mental o de persona fácilmente influenciable; hecho que poco ayuda a dar luz al panorama de la hipnosis como auxiliar terapéutico.

Es así, lejos de la folclórica hipnosis como medio de espectáculo y entretenimiento, que se puede dilucidar una práctica antigua y poco comprendida, la hipnoterapia se ha utilizado para tratar a pacientes con problemas emocionales e incluso físicos, pero sólo es aplicable dentro del marco de una psicoterapia o tratamiento base, es decir, no de forma casual y única, por lo tanto, únicamente puede ser utilizada por médicos, psiquiatras o psicólogos.
Se basa principalmente en acceder vía subconsciente a contenidos y experiencias, para después ser modificada o reprogramada a fin de aliviar al paciente en su sufrimiento. Aunque existan testimonios favorables, no hay pruebas científicas y metodológicas que afirman la validez técnica de la hipnoterapia. Con lo anterior, es inevitable que se hayan formado mitos respecto a esta controversial técnica:

1.      La hipnosis es un tipo de sueño con pérdida de la conciencia: Si bien es cierto que para la hipnosis es necesaria una posición cómoda, ya sea recostado o sentado con los ojos cerrados y relajación muscular, el estado de conciencia descrito es un estado intermedio entre la vigilia y el sueño fisiológico.  La persona hipnotizada responde bien a los estímulos exteriores y es capaz de articular un lenguaje claro y con buen ritmo. ¿alguna vez ha conversado con una persona que hable en sueños? Seguramente el dialogo sería sumamente incoherente y disgregado. Este mito pudo nacer a raíz de la emblemática y dramática frase que se piensa usan los hipnotistas para inducir a su paciente: “Está usted cayendo en un sueño muy profundo, sólo piensa en dormir”.
2.      El hipnotista tiene poderes especiales: Se presenta la imagen del hipnotista seductor y controlador, capaz de influenciar hasta en los mismos sueños. Lo cierto es que un buen hipnotista no es otro que un buen terapeuta clínico, capaz de saber aplicar la técnica en el momento preciso y con intensión adecuada. Por supuesto no es una característica innata, el buen hipnotista lleva una larga carrera de práctica y ensayo, incluso, con el tiempo y la investigación se ha desplazado el lugar fundamental del hipnotista por el del paciente hipnotizado como agente primario de cambio y éxito terapéutico.
3.      El sujeto bajo hipnosis no puede mentir: Es común que muchas personas busquen la hipnosis para encontrar “la verdad”, pero lo cierto es que como herramienta de veracidad es muy poco eficiente, incluso para la clarificación de recuerdos a través de la regresión hipnótica (que es para lo que la usan en las películas), científicamente no ha demostrado nada significativo que la avale como un instrumento de extracción de información.
4.      El sujeto pierde la capacidad de autonomía y hará todo lo que el hipnotista le pida: Este mito nace de los espectáculos y shows realizados con el simple fin de entretener. La hipnosis como proceso de sugestión, hace simplemente lo que su raíz semántica le permite; solamente sugerir. Jamás existe la pérdida de autonomía y la hipnosis simplemente profiere  un campo fértil de apertura de conciencia, vislumbra los caminos que permitan la realización de una tarea y objetivo terapéutico.
Concluyendo este tema nos damos cuenta de que la hipnosis está lejos de ser una cura milagrosa o mágica. Se trata solamente de una técnica o herramienta que se utiliza en ciertos momentos y para algunos casos. El mismo Sigmund Freud deshecho pronto esta técnica de su repertorio al darle pobres resultados clínicos. Sin embargo, existen muchos defensores de su eficacia y validez, sería necesario un estudio científico bien adaptado que permita descubrir qué opciones nos permite abrir la hipnosis

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Psic. José Luis Ramírez Esparza

lunes, 5 de enero de 2015

Crisis de ansiedad y cómo aliviarla

La ansiedad es un elemento fundamental del estudio psicopatológico. Se encuentra en diversos trastornos fóbicos evitativos. En resumidas cuentas una crisis de ansiedad se vive como una invasión incontrolable de miedo. Por supuesto, los síntomas de la ansiedad aunque corresponden a un origen subjetivo, provocan reacciones fisiológicas reales y en algunos casos graves.

Entonces ¿qué diferencia existe entre el miedo y la ansiedad? Por una parte el miedo es la respuesta a un estímulo existente y actual, algo que necesita huida o ataque para resolverse, pero en la ansiedad el objeto es desconocido, ni  está presente, es una anticipación a la amenaza que no permite resolverla por alguna vía natural ataque-huida.

Esta caracterización cognitiva de la amenaza es un territorio proclive a la distorsión de lo que en verdad es peligroso y en qué potencia. Una ansiedad normal es útil para sobrevivir y mantenernos alerta, pero cuando sobrepasamos el umbral ya sea de intensidad de los síntomas o irreal del peligro se tiene que poner atención urgentemente. Hay que considerar los siguientes elementos involucrados:

Componentes cognitivos-subjetivos:
·         Vivencia de miedo, pánico, alarma, inquietud.
·         Preocupación y presencia de pensamientos obsesivos de contenido amenazante.

Componentes fisiológicos:
·         Incremento de la actividad del sistema nervioso autónomo.
·         Sudoración, temblor, dilatación de la pupila, tensión muscular, taquicardia, hiperventilación, aumento de la necesidad de orinar y defecar, palidez, sequedad de boca.

Una crisis de ansiedad es un episodio súbito caracterizado por una descarga de síntomas somáticos, psicológicos y emocionales. Aunque pueden desatarse bajo ciertas situaciones, la realidad es que suelen ser espontaneas, aun estando tranquilos previamente. Los síntomas incluyen:

·         Palpitaciones.
·         Sudoración.
·         Sacudidas musculares o temblores.
·         Sensación de ahogo y respiración dificultosa.
·         Molestias difusas en el pecho.
·         Náuseas y malestares estomacales.
·         Entumecimiento y hormigueo en el cuerpo.
·         Vértigo y mareo.
·         En ocasiones por la hiperventilación se puede perder el conocimiento.
·         Inquietud y desesperanza.
·         Sensación de muerte inminente, sufrir un infarto o derrame cerebral.
·         Intenso terror a volverse loco y  perderse para siempre.
·         Despersonalización.

Esta avalancha de síntomas ocurre en un periodo no superior a los 30 minutos y tiene su clímax a los 10 minutos y como dicho evento es traumático, generalmente provoca respuestas fóbicas a la situación y entorno en donde se desarrolló la crisis. Por lo cual, aún con una sola crisis es recomendable la consulta con un profesional especialista.

¿Qué hacer en caso de crisis de ansiedad?
1.      Cambia inmediatamente de ambiente saliendo de la habitación donde tienes la crisis y ponte cómodo con una posición relajada, destensando los músculos.
2.      Nuestro ritmo respiratorio incide también en el ritmo cardiaco. Respira cíclicamente dividiendo en cuatro segundos cada proceso de inhalación, retención y exhalación.
3.      Visualiza y concéntrate en una imagen mental ancla de relajación o un mantra que te aleje del contenido mental que te atemoriza.
4.      Si todo lo anterior no es suficiente, respira dentro de una bolsa lentamente hasta tranquilizarte. Esto limitará los síntomas somáticos.
5.      Como prevención, practica el hábito de la meditación y el yoga.
6.      Consulta con un profesional de la salud mental después de una crisis o si tienes dudas.

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Psic. José Luis Ramírez Esparzajramirez@toka.com.mx

martes, 30 de diciembre de 2014

Trastorno bipolar


¿Cuántas veces hemos escuchado a una persona autoproclamarse como “bipolar”? Probablemente sea para justificar su irritabilidad e incoherente comportamiento.  El cambio del estado de ánimo es totalmente normal, ya que es reactivo a los estímulos del medio, cuestiones fisiológicas como los niveles hormonales e incluso el pensamiento.

Anteriormente al trastorno bipolar se le conocía como trastorno maníaco-depresivo y tal como su nombre lo indica es una alternancia entre un estado maníaco de hiperactividad y sensación de júbilo, con estados de depresión profunda. Ambos estados, son generalmente más intensos que los del resto de la población. Pero a diferencia de la creencia popular, dichos estados no se alternan repentinamente en un corto periodo de tiempo, sino que se alternan entre varias semanas e incluso meses. 

Tipos de trastorno bipolar

Bipolar I: Tiene presencia de una “subida” maníaca con duración de más de una semana. Puede o no existir una fase depresiva.

Bipolar II: Fase depresiva severa con subidas maníacas moderadas, también llamado estados hipomaníacos.

De ciclación rápida: cuatro o más alternancias en un periodo de 12 meses.

Ciclotimia: Los estados tiene mayor duración, pero la intensidad es menor al trastorno bipolar, aunque puede evolucionar a tipo I o II.

Causas

·         Factores genéticos hereditarios explican la presencia reiterada dentro de una familia de trastorno bipolar, aunque también intervienen factores educativos y socio-familiares. 
·         Disfunciones y anomalías en las áreas cerebrales encargadas de la regulación emocional.
·         Situaciones traumáticas y estresantes. Así como el padecimiento de enfermedades físicas graves.

Síntomas de la fase depresiva:

La depresión es un estado natural y normal en el ser humano. En la vida nos enfrentamos a estados depresivos transitorios qué, aunque son dolorosos, nos permiten cambiar, mejorar y resolver problemas. Sin una dosis de depresión, no es posible crecer ni madurar.  Sin embargo, una depresión perniciosa y patológica como la que se encuentra en personas con trastorno bipolar se suelen encontrar las siguientes particularidades sintomáticas:

·         Estado profundo de tristeza, de la que se siente imposible de salir.
·         Ganas de llorar aún sin algo que lo motive.
·         Pérdida de la capacidad de sentir placer o disfrutar algo.
·         Sensación de inutilidad y desesperanza.
·         Pensamiento centrado en la muerte e ideación suicida.
·         Dificultas para poner atención y concentrarse.
·         Imposibilidad en la toma de decisiones.
·         Pérdida de apetito y disminución de peso.
·         Insomnio.
·         Pérdida del deseo sexual.
·         No se pueden terminar las tareas iniciadas, ni siquiera las cotidianas.

Síntomas de la fase maníaca:

La manía es un estado de alegría, optimismo y energía, que en una intensidad suficiente, puede alterar el estado de juicio y pensamiento. Lo cual, trae malas decisiones, situaciones vergonzosas e incluso peligrosas. A pesar de su carácter “positivo” puede ser tan dañino como la depresión, ya que afecta el funcionamiento integral de las personas y su desenvolvimiento interpersonal.  Algunas características sintomáticas son:

·         Felicidad y excitabilidad exageradas.
·         Irritarse con quienes no comparten su optimismo.
·         Creerse más importantes que los demás.
·         Pensamiento lleno de ideas emocionantes y novedosas.
·         Pasar de ideas y proyectos rápidamente.
·         Escuchar y ver cosas que otras personas no ven.
·         Hiper-sexualidad.
·         No sienten necesidad de dormir y pueden mantenerse despiertos por días.
·         Confabula planes grandiosos e irrealizables.
·         Taquilalia (habla muy rápido)
En ambas fases se observa síntomas de tipo psicóticos, ya que implica una falla en la distinción del principio de realidad.

Tratamiento

Medicamentos: Estabilizadores del estado de ánimo y disminución de síntomas psicóticos.
Tratamiento psicológico: sesiones educativas de prevención y reconocimiento de síntomas. Terapia individual y grupal

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Psic. José Luis Ramírez Esparzajramirez@toka.com.mx

lunes, 22 de diciembre de 2014

¿Qué nos pasa en navidad?

Añorada por los niños, esperada por los amantes de la comida hipercalórica y despreciada por otros tantos. La navidad es algo omnipresente durante las últimas semanas del año, simplemente nos invade a través de música, películas, televisión, publicidad, religión y las personas a nuestro alrededor… Semejante avalancha de contenido no puede pasar indiferente, la amamos y/o la odiamos, por esto me gustaría hacer una breve revisión de los aspectos que generan mayor convulsión social y psicológica respecto a la navidad.

¿Qué hacemos en navidad?

Durante esta época, se anuncia un tiempo de paz y de acompañamiento cálido, junto a nuestros seres amados. Se da el reencuentro con nuestras raíces familiares y la camaradería del trabajo. Sin embargo, la realidad es distinta, en estas fechas se vive una aceleración del ritmo de vida, los planes de reunión se empalman con la urgencia de terminar el trabajo antes del cierre de año y quienes se dedican a los servicios y comercio, el simple hecho de descansar es una pérdida de horas-hombre y dinero.

En los centros comerciales existe la urgencia por conseguir regalos y productos, creando una atmosfera densa y una sensación inexorable de prisa. En casa los preparativos pueden ser caóticos, al final de cuentas, un momento de paz navideño -si es que llega- se logra sólo gracias a soportar un caos laboral, familiar y comercial.

Liquidez económica recalcitrante

Son días de recibir los merecidos beneficios de un año de trabajo y productividad, se reciben aguinaldos, bonificaciones y demás compensaciones. Lo malo es que parece que el dinero nos quema los bolsillos y necesitamos deshacernos de él a la menor oportunidad. Los comerciantes, generosos y piadosos, ofertan un sin fin de productos y facilidades para comprar los regalos y artículos de nuestro agrado. Por supuesto que ejercer el arte del comercio no es negativo, lo malo es cuando tenemos una expectativa sobreestimada de nuestras posibilidades económicas y gastamos lo que no tenemos. Otro problema es el valor exagerado que le damos a los objetos materiales; se percibe que uno estima a una persona por el precio del regalo comprado y peor aún, nuestros niños tienen su mayor ilusión navideña por los regalos que van a recibir. Bien decía el historiador mexicano Edmundo O’Gorman: “La Navidad es la venganza de los mercaderes contra Jesús por haberlos expulsado del templo” 

Nostalgias y resentimientos

El problema de la navidad es que está altamente idealizada y como todo objeto de idealización, lo más probable es que cause decepción. Poseemos recuerdos lindos de ella de cuando fuimos niños y las personas que nos rodeaban nos llenaban de amor, simpatía y regalos. Pero las personas cambian o se van, el tiempo lo transforma todo y eso crea una sensación de que jamás se volverá a vivir una navidad “como las de antes”. Por otra parte, el resentimiento nace de las frustraciones de una vida familiar disfuncional, del nunca ser saciado y ver con envidia la felicidad de los demás. Ambos sentimientos son inevitables, es cierto grado de normalidad, pero cada quién decide qué hacer con ellos.

Al final, la navidad por invasiva que sea, debe vivirse primeramente como una oportunidad de crear un vínculo cálido y humano con quienes están con nosotros todo el año, la familia, compañeros y amigos. De reencontrarnos a través de la distancia, el perdón y la humildad de quienes nos sentimos alejados. Vivir un acercamiento a lo espiritual, reflexionando sobre el sentido que le queramos dar a estas fechas y ser generosos no solamente con regalos, sino también en entrega mediante el amor con el que tomamos nuestras decisiones y acciones. 

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lunes, 15 de diciembre de 2014

Historias criminales: Ted Bundy

Las historias que relatan la vida de los asesinos suscitan una morbosa curiosidad. ¿Cómo un ser humano criado en un país desarrollado se convierte en un ente de destrucción? Los caminos que transforman a las personas inquietan, y al hacer un análisis de las causas que llevan a alguien a matar, descubrimos que son tanto ajenas como propias… finalmente la vida se trata de decisiones.

Es aquí cuando conocemos a Theodore Robert Cowell, alias Ted Bundy, nacido en Burlington, Vermont el 24 de noviembre de 1946.  Su padre fue un militar estadounidense de quien no se tiene identidad, Ted nunca lo conoció, y su madre, muy joven para cargar con su responsabilidad, se mudó a casa de los abuelos de Ted, haciéndole creer al niño que su madre era su hermana mayor y sus abuelos los padres, donde vivió de cerca, a través de su abuelo a un hombre violento que acostumbraba golpear a su mujer. Después de este contexto con sus abuelos, se mudó a casa de un cocinero, de quien su enamora su madre, trató de fallidamente integrar una familia, pero Ted no logró consolidar lazos afectivos o por lo menos de simpatía. Por el contrario, ya entrada la adolescencia, cada vez se volvía más apartado y daba señales de comportamientos desadaptados como el mutilar animales.

Sin embargo y contra todo, era una persona sumamente aplicada y dotada de una inteligencia  sobresaliente, al grado de estudiar en la facultad de psicología de la Universidad de Washington, donde conoció Stephanie Brooks, de quien quedó profundamente enamorado y con quien sostuvo una larga relación, hasta el momento de graduarse, cuando ella decidió dejar a Ted por su falta de objetivos en la vida y comportamientos extraños. Ted jamás se recuperó de esta pérdida. Intentó reconciliar su relación infructuosamente y finalmente abandonó sus estudios en psicología, para reinscribirse en la facultad de derecho, donde tuvo relaciones con otras mujeres. En la universidad, siempre se mostró brillante, siendo de los estudiantes favoritos de los catedráticos que le conocieron.

Sus conductas sexuales se volvían más violentas. Al principio, solicitaba a sus amantes fingir estar muertas y posteriormente, sólo alcanzaba el clímax estrangulando a sus parejas. De primera, ellas lo tomaban como un fetiche extraño, pero después se alejaban aterrorizadas. La situación se agravó cuando adquirió el hábito de seguir jóvenes universitarias, fantaseando con atraparlas y violarlas, hasta que finalmente cruzó la línea con una joven de 18 años que dejó gravemente herida tras un ataque sexual.

No pasó mucho tiempo después de este ataque, cuando Ted Bundy asesinó por primera vez, su victima fue una estudiante de psicología de una universidad cercana. De esta manera el estableció un método de operación: recorrer los campus universitarios, identificar una víctima, seducirla o engañarla, para después dejarle inconsciente, violarle e incluso matarle.

Siempre tuvo una fijación por mujeres con cabello largo y oscuro, parecidas a su primer amor Stephanie.

Cuando Bundy fue aprehendido y llevado a juicio se mostraba en extremo frío y calculador, confiado en la escasa evidencia que podría haber en su contra. Al mismo tiempo, grupos de estudiosos en el comportamiento humano y psiquiatras le examinaron a profundidad, y se determinó la naturaleza patológica de su personalidad, considerado como psicópata, sin sentir remordimiento o culpa por sus actos, señalaron que de dejarlo en libertad sin duda volvería a cometer actos de deplorable violencia hacia las mujeres.

Su muerte llegó el 24 de enero de 1989, ejecutado en la silla eléctrica como condena por sus actos. Su juicio y ejecución fueron eventos ampliamente difundidos en Estados Unidos y no era para menos, se dictó sentencia por el asesinato de 14 jóvenes y posteriormente se hizo oficial la cifra de 36 muertes. Aunque algunos especialistas concuerdan que con su astucia para esconder los cuerpos y evidencia, la cifra podría ser de un centenar de mujeres asesinadas.

Su ejecución fue tomada con alegría y alivio por la comunidad, incluso, en un lugar cerca del centro penitenciario se encendieron fuegos artificiales. Sin embargo y por extraño que parezca muchas mujeres se acongojaron de la muerte de Bundy, para ellas, era un símbolo sexual y estaban enamoradas de él. Su historia acrecentó en la cultura popular la imagen del “serial killer” y al más puro estilo del Silencio de los Inocentes, desde la cárcel ayudó en la investigación de otro violador y asesino en serie. Los caminos de la psique sí que son extraños. 

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